“Buenas noches música, alma efímera de las calles, buenas noches” escribía Umbral.https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Umbral
“Perteneces a ese mundo volandero de cosas sin destino, de gloria y penas…que tomamos y dejamos a cada momento, que a cada momento nos toman y nos dejan.
Como el periódico de la tarde, como el billete de autobús, nos acompañas unos minutos…
Luego, te vuelas de nuestro lado y te escuchamos allá lejos, o silbamos tímidamente tu melodía porque vuelvas a canturrearnos…”
La canción, los cantantes, los músicos esos magos increíbles que con fórmulas matemáticas inéditas consiguen emocionarnos.
Buenas noches, música… ¿De dónde sale el talento que nos hace bailar, sentir, evadirnos, apasionarnos, sentirnos reflejados, sonreír, llorar, vivir nuestras vidas y otras ajenas? ¿Porque ellos tienen el don y el común de los mortales tiene que conformarse con intentar emularlos?
Por el camino de la vida es conveniente coincidir con la música y los músicos. De ellos se aprende disciplina, creencia en uno mismo, fuerza para no reblar, senderos de inspiración e infinitas piezas más.
Ser músico fue oficio avalado por mecenas, trabajo de trotamundos, ocio y profesión.
La música, cual amante juguetona, ofrece dias de pasión y rosas, dias de melancolía, dias de comerse el mundo o de bajarse de él.
Como decía Francisco Umbral, pertenece al mundo volandero de las cosas, pero sin ella cabría añadir, el mundo no tendría sentido.
Mi admiración a los profesionales de la música por su valentía, su apuesta por generar ilusión, emociones, sentimientos. Gratitud a grandes maestros como José María Berdejo, Beatriz Gimeno, Luis Santana, Monserrat Martí Caballeé, Elva Trullén, Carmen José Ariño, Franciso Graú y otros muchos que tanto nos enseñan en cada actuación.
Buenas noches, música, buenas noches.