Soledad ante una mal entendida ecología. Asi la sufren los ganaderos y agricultores. “La única razón por la que abandonaría mi sueño de ser ganadera como mi padre, es que el lobo atacase a mis ovejas. No lo soportaría” Así de firme se muestra una joven ganadera aragonesa. Ella es una de las mujeres que, tras cursar estudios universitarios, deciden regresas a su pueblo. Deciden continuar la saga en una de las profesiones más hermosas y sacrificadas.
24 horas al día de mimo y dedicación a los animales. Satisfacción por dar vida al campo. Soledad al tener que acatar normas que horadan los principios básicos de su trabajo.
«Hay un libro abierto siempre para todos los ojos: la naturaleza». (Jean-Jacques Rousseau)